Diversos condicionantes del fracaso escolar en la educación secundaria.
Resumen:
El denominado «fracaso escolar», del que en este artículo se ofrece una definición original, representa un fenómeno complejo que se extiende por toda Iberoamérica, aun cuando existe una significativa disparidad dentro de los países y de las regiones. Nos hallamos ante un hecho que genera malestar y desigualdad, cuya repercusión trasciende los muros de la escuela. En estas páginas se aborda el fracaso escolar desde una perspectiva preponderantemente pedagógica. Con todo, se reconoce que el rendimiento escolar en los distintos niveles educativos es el resultado de una constelación de factores. Por esta razón, a partir de una investigación propia, de la reflexión y de la revisión bibliográfica, en el artículo se brinda una panorámica de los condicionantes del rendimiento escolar en la educación secundaria, al tiempo que se ofrecen, más o menos explícitamente, propuestas para mejorar el proceso educativo de los alumno.
Introducción:
El rendimiento escolar es objeto de frecuente preocupación, pues los datos que de vez en cuando se publican reflejan las altas tasas de «insuficiencia» de nuestros alumnos. En algunos casos, como en ciertas comunidades autónomas de España, las cifras de fracaso superan el 30% de los alumnos de enseñanza secundaria. No resulta halagüeño, por cierto, que en el Informe PISA1 2006 realizado por la OCDE2 nuestros escolares adolescentes obtengan mediocres resultados en ciencias y matemáticas, ni que desciendan considerablemente en competencia lectora, si se comparan las puntuaciones con las obtenidas en el Informe PISA 2003. En ambos estudios (2003 y 2006), las puntuaciones de los alumnos españoles son ligeramente inferiores a la media de los países de la OCDE. En lo que se refiere a Iberoamérica, aun cuando haya significativa disparidad dentro de los países y las regiones, el fracaso escolar resulta alarmante.
El rendimiento escolar en su vertiente de fracaso se presenta como un fenómeno de malestar y desigualdad que se deja sentir más allá de la escuela. No se puede reducir, por tanto, esta inquietante temática al ámbito pedagógico, aun cuando en estas páginas este terreno reclame más atención. El alcance laboral, social, político e incluso económico del fracaso escolar hace necesaria la multiplicación de recursos desde todos los frentes posibles para neutralizarlo y, desde luego, también la coordinación internacional, asumida, por ejemplo, por la UNESCO, la OCDE, la OEI, etc. Se precisa, asimismo, un marco legislativo consistente que oriente las intervenciones educativas. Hoy, muchas de estas acciones no alcanzan metas valiosas por responder en gran medida a estrategias partidistas que benefician a unos cuantos y perjudican a la sociedad en su conjunto. El objetivo de la investigación es encontrar un convenio para mejorar el sistema educativo y su proceso.
Conclusiones:
El rendimiento académico en los distintos niveles educativos es el resultado de una constelación de condicionantes. Pese a los numerosos estudios sobre el tema, permanecen las incógnitas y las dificultades del sistema educativo, en general, y de los educadores, en particular, a la hora de erradicar el elevado fracaso escolar. Desde mi punto de vista, la solución pasa por aunar esfuerzos para neutralizar los malos resultados y optimizar la educación. En el artículo que se cierra se parte de una investigación propia, sin soslayar la reflexión ni la revisión de fuentes bibliográficas, y se describen sumariamente algunos condicionantes del rendimiento escolar en la educación secundaria. Aunque se analizan varios de ellos, evidentemente no se abarcan todos. También se podría haber analizado, por ejemplo, el tipo de evaluación practicada en la institución educativa, la influencia del tipo de centro (público / privado, religioso / laico), el género, la metodología, la clase social, etc. A decir verdad, los factores que inciden en el rendimiento son numerosos y constituyen una intrincada red. Con todo, el repaso realizado ofrece una panorámica de relevantes condicionantes del rendimiento escolar en la adolescencia, al tiempo que se vierten, más o menos explícitamente, propuestas para mejorar la educación. Cabe pensar que al incorporar estas ideas, mutatis mutandis, a la política educativa, evidentemente con los necesarios recursos, un significativo sector de los ahora catalogados como «fracasados» se liberaría de tal etiqueta y pasaría a engrosar las filas de los «buenos estudiantes». Nos hallamos, en fin, en un momento crucial en que la solución de los problemas de rendimiento escolar exige, además de esperanza, una considerable dosis de adecuación pedagógica. Es bueno recordar que cuando se mejoran las condiciones educativas muchos alumnos transitan del fracaso al éxito.
Bibliografía:
Martinez-Otero Pérez, Valentín (2009). Diversos condicionantes del fracaso escolar en la educación secundaria, Revista Iberoamericana de Educación, 51, 67-85.
Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/800/80012433005.pdf
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