La falsa crisis del sistema educativo.

 

TEXTO 1.

Título.

La falsa crisis del sistema educativo.

Palabras claves.

Nivel educativo, mercado de trabajo, profesorado, escuela pública, escuela privada, universidad, PISA, política educativa.

Resumen

Los medios de comunicación españoles afirman que el sistema educativo está peor que nunca. Se sostiene que el nivel educativo es más bajo en la actualidad, que el nivel educativo no protege a las personas de las condiciones adversas del mercado de trabajo o que el profesorado no es valorado por los españoles. Después de contrastar estos argumentos con datos, es posible afirmar que están equivocados. El principal problema del sistema educativo se debe a cuestiones de tipo político, pues el papel de la Iglesia Católica y la relación entre la escuela pública y la escuela privada son cuestiones problemáticas. Además, los partidos políticos emplean la educación para movilizar a sus simpatizantes.


Conclusión.

La incongruencia entre el estado de salud de nuestro sistema educativo, razonablemente sano, aunque no exento de problemas, y cómo se percibe, de forma muy negativa, se debe a múltiples motivos. Si hacemos el supuesto razonable de que la gente no es tonta, ni miente ni está loca, debemos explicar la disociación entre los hechos y la opinión. Hemos visto que la percepción de la bajada del nivel educativo se debe a diversos factores, de los cuales cabe destacar que, a medida que la escolarización se amplía, puede suceder que aumente el nivel de conocimientos de la juventud, al tiempo que disminuye el nivel de conocimientos en la escuela. Pero, aun así, el nivel de conocimientos de nuestros jóvenes destaca más por lo que se parece que por lo que se aleja del conjunto de países de la OCDE, y probablemente nunca haya sido tan alto como en el presente. En cuanto a la financiación, mucho ha mejorado, pero si nos comparamos con otros países, seguimos estando por debajo, especialmente en el gasto por alumno de secundaria. De todas formas, no debemos olvidar que gastar más no es necesariamente mejor, ni olvidar la equidad y eficiencia de nuestro sistema. Por otra parte, si pretendemos que el sistema educativo realice más funciones que en el pasado, sí es cierto que se necesita financiación adicional para estas nuevas tareas, que necesitan la incorporación de profesionales como psicopedagogos y trabajadores sociales. Si no se financian estas nuevas funciones, probablemente sean los profesores quienes deban afrontarlas. En cuanto a la devaluación económica de los títulos educativos, vemos que los equívocos sobre los males laborales de los universitarios se deben a que se confunde la edad con la experiencia profesional y con la historia del mercado de trabajo. Y la satisfacción de padres, alumnos y profesores sobre aspectos concretos del sistema educativo es grande, lo cual contradice la generalizada opinión de que funciona mal. Podemos concluir que la sensación de crisis se debe a tres razones: -La visión distorsionada de los elementos positivos, como el mayor nivel educativo de los jóvenes, las mejoras en la financiación o el mayor rendimiento económico de los títulos universitarios. La distorsión se debe a la forma en que se comparan estos elementos positivos. En el caso del nivel educativo, se debe a la comparación de unos pocos estudiantes seleccionados de otras épocas con el conjunto de jóvenes en el presente. En el caso de la financiación, la comparación internacional, en la que salimos perdiendo, olvida las importantes mejoras con respecto al pasado. En el caso de los jóvenes universitarios, se debe a un análisis erróneo del mercado de trabajo, así como a sus transformaciones, perjudiciales especialmente para los jóvenes, precisamente el colectivo mejor formado de la población. -La visión negativa del sistema educativo que transmite el profesorado, visión que obedece a la devaluación relativa de su posición social y a la reconversión de su trabajo producida por la LOGSE. 17 -El papel de la política, ya sea por el uso expresivo de la legislación educativa, que exagera los males del sistema educativo para justificar la inflación legislativa, ya sea por la falta de acuerdo sobre los papeles de la Iglesia Católica, así como la relación entre la escuela laica y pública y la escuela privada.


BIBLIOGRAFÍA: Martínez García, José (2006). La falsa crisis del sistema educativo. Témpora. Revista de Historia y Sociología de la Educación. 9. 85-103


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